19 mayo 2013

10 years later

Tanta vida.

Qué difícil es poder hacer una retrospectiva justa de la historia habiendo pasado una década. Más complicado aún es no tener un interlocutor con quien poder soltar todos los detalles necesarios para realizar un análisis y a la vez, poderme refugiar en tal conversación.

Volverse adulto es complicado. Mucho. Y más cuando habían tantos sueños y expectativas; cuando éramos tan jóvenes. Niños creyendo ser grandes y convencidos de que podíamos comernos al mundo.

Siendo justos, de cierto modo lo hemos hecho.

Ya se volvió muletilla pero va de nuevo; no, no es queja. En serio que la vida ha sido muy noble y puedo decir que estoy rodeado de muchísimas bendiciones. Pero quien haya pasado por este camino sabrá comprender a la perfección lo mucho que duele ver hacia atrás y recordar todo lo que se te quedó pendiente.

Ese extraño vacío de perder algo que nunca tuviste en realidad. Me parece que le llaman nostalgia.

A veces hago el ejercicio imaginario de preguntarme qué me diría si tuviera oportunidad de cruzar unas palabras con aquel chico de 24 años tan con la cabeza en el aire. Luego me detengo ante una idea más atemorizante y entonces me pregunto que pasaría si fuera al revés.

¿Qué me diría ese chico a mí?

En fin, no llego a ninguna conclusión todavía y me parece que tampoco era el cometido. Simplemente me cansé de tener esta conversación en la soledad del parque lluvioso mientras mi cabeza divagaba. Mejor darle un poco de uso a esta hoja en blanco y seguir en la tarea de recuperar viejos hábitos que tan bien me hacían sentir.

Por cierto, por lo que veo en los stats, ya llevo más entradas en la Citadel de las que tuve el año pasado. No que sea muy complicado, pero al menos es un pequeño logro.

Que la noche los encuentre cobijados y ojalá que todo esté bien de aquel lado, estén donde estén,

Abrazo dominical.

07 mayo 2013

Y volar

Me urge quitarme el disfraz de adulto.

Ponerle pausa a tanta porquería cotidiana y levantarme de esta silla. Guardar en un cajón muy lejano el espejismo de responsabilidad, el estrés y esa hueca necesidad de probar constantemente algo que en el fondo -o no tan en el fondo- ni me va y definitivamente me viene muy poco.

Quiero quitarme el traje de cansancio, de ojos somnolientos, de números y deudas e incrementos salariales. De llegar demasiado cansado como para disfrutar eso por lo que tanto trabajo.

Estoy harto de seguir un sendero en línea recta sólo porque el mundo nos hereda generaciones enteras de miedo a lo lateral.

Ojalá pudiera quitarme este pesar de la cabeza para poder ver otra vez lo que realmente importa e invertirle ahí mis pensamientos.

Y echarme a volar un rato.