He pensado mucho últimamente acerca de este espacio, de mis letras. De la vida en general.
A veces me da la impresión que no escribo nada aquí por no tener exactamente qué decir, qué contar. Y no es falta de voz, ni de ganas. Es más bien como no encontrar la forma; necesitar dar de nuevo con el tono de esa voz interna que de pronto pierde un poco la dirección.
Uno puede echarle la culpa a tantas cosas, al nutrido festival de agravantes autocondescendientes, pero la realidad es que hoy por hoy no tengo muy claro para dónde. A qué invertirle esas preciadas canicas a las que tanto nos aferramos.
Y no, no se trata de eso. No deseo darle vueltas ni orquestarme excusas. Si no puedo ser sincero entre estas paredes, ¿entonces en dónde?
Pero créanlo o no, darme una vuelta hoy es un pequeño compromiso cumplido. Una minúscula señal de no estar dispuesto a que las cosas sigan sin suceder. Dar pequeños pasos que, con suerte, puedan comenzar un movimiento más grande.
Es tiempo de ir saldando deudas poco a poco, en especial las que tengo conmigo mismo.
Ya es hora.
25 octubre 2010
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