Música Maestro

Siempre he pensado que soy un persona con gustos musicales demasiado básicos, incluso recuerdo en la Prepa cuando me le dije a un gran amigo que, hasta ese momento, yo carecía de una Banda favorita; es decir, escuchaba muchas cosas, pero no había nada de lo que fuera realmente fan.

Nope, no creo ser una persona melómana; carezco de los conocimientos, el bagaje e incluso el gusto, porque debo reconocer que algunas propuestas musicales pueden llegar a aburrirme mucho después de un rato.

Aún así… la música que me gusta tiene la facultad de hacerme sonreír.

Soy un adicto al ritmo, a las melodías, a cualquier cosa que prenda un poco (o mucho) y que te impulse a tocar una guitarra o batería imaginaria o bien, aquellas que te inundan con el irresistible impulso de bailar. Ya mejor ni digo de las rolas que se agolpan en mi pecho y que canto a todas horas; a fin de cuentas, cantar y bailar son de las cosas que más disfruto en la vida.

Lo admito, mis gustos musicales igual y son simples, variados, comercialones y muy, pero muy eclécticos. Pero qué más da si me la paso tan bien escuchándola.

Hoy la música me puso de buenas.

¡Eh, eh, eh, eh, eh, eh, eh!