Vísperas de resplandores

Los días de borrasca continúan, sin embargo han venidos propiamente escoltados por una cantidad de trabajo como hacía meses que no teníamos. Supongo que siempre ayuda tener la mente ocupada para dejar fluir sentimientos poco productivos… y para sacarle filo con más precisión a los planes de contingencia.

El ánimo sigue igual, pero la cabeza está mucho más fría y sobre todo, estos días he recibido palabras y muestras de ánimo demasiado valiosas y que agradezco con toda el alma.

Nada; creo que sólo necesitaba dedicar unas cuantas palabras a esta Citadel, que tan pintada de tristeza ha estado en los últimos días. Mil gracias por estar a todos los que han estado, gracias por decir a todos los que han dicho… y gracias por todas esas cosas que son tan difíciles formar con letras.

Gracias también, a los que me prestan su oído a pesar de estar cargando con sus propias historias tristes. Como le dije a mi vecino y hermanito del alma… “yo sé que vamos a estar bien.”

Mi cariño y buena vibra (la poca que tengo) a todos; espero de corazón que sus respectivos cielos negros comiencen a dejar ver la luz del sol. Ánimo y échenle ganas, que yo tengo fe en ustedes.

Un saludo de martes abrumado y recuerden… la vida es mejor cantando.

Besos.