Fue un fin de semana difícil.
Perdí a un tío muy querido. Alguien que siempre tuvo todo mi
cariño y admiración. Y alguien, tristemente, a quien tenía muchos años de no
ver.
Y siempre pasa eso ¿no?
Cuando pierdes a alguien tan importante pero que tenías tiempo
de no ver, te sientes mal, te sientes tonto, culpable. ¿Si era taaan trascendente
por qué dejar que pasen 5 ó 6 años sin siquiera hablarle por teléfono?
¿Por qué dejamos que la vida cotidiana nos absorba tanto?
Nos distraemos de lo que realmente importa con una facilidad alarmante.
Vaya, con lo de mi tío estoy más tranquilo. Estoy seguro que
él sabía lo mucho que lo quería, así como sé que era recíproco. Es sólo que este tipo de eventos son un
cubetazo de agua fría para recordar que perdemos demasiado el tiempo, que hay
gente cuya presencia deberíamos cultivar más.
Y sobre todo, que hay cosas que queremos hacer y que dejar
de postergar.
La vida es una y es breve, frágil.
En vida hermano, en vida, dijo el poeta. Vivamos lo mejor
que podamos y por Dios… sucedamos.
Que tengan un bonito lunes. Aprovéchenlo.
Y Miguelito… gracias por todo. Siempre te voy a querer.
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