Si tuviera que adivinar qué me pasa hoy, podría cortar el párrafo
de tajo y resumir todo en una simple palabra.
Hueva.
Sí, parece lógico y por qué no si a fin de cuentas es lunes.
Pareciera que no solamente es permisivo si no casi constitucional verse
invadido por una pereza monumental al inicio de la semana. Pero no, creo que va
más allá de un simple síntoma de godineo inevitable.
Me parece que es un franco hartazgo.
La motivación anda perdida, el interés también. Y
francamente hoy me da tan lo mismo el mundo que suspiro con preocupante
nostalgia por el incumplimiento apocalíptico que nos viene aquejando estos
meses.
Me gustaría decir que es sólo un asunto laboral, o que las
pocas horas de sueño me están pasando una atrasada factura; pero la verdad es
que no estoy seguro.
Sospecho que el descorazonamiento tiene un motivo más
profundo, más añejo. Porque hoy no me veo en casi ningún lugar ni cómodo con
ninguna piel. Incluso los momentos de pausa que puedo robarle al día no me dan
consuelo por saberlos tan breves.
Y dejo escapar un cansado resoplido al recordarlo mientras
lo escribo.
Nada; no es de alarmarse ni hay drama de por medio.
Simplemente estoy cansado, agotado de tantas piezas alrededor. Creo que hoy
necesito mucho unas vacaciones…
Pero del mundo.
Que les trate bien la semana.
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