18 junio 2009

The day of Thor

Tarde de jueves. Fría, lluviosa… ese tipo de día que me llena de una extraña pero dulce nostalgia.

De ganas de estar en cualquier otro lugar, del otro lado de la ventana. O quizá del espejo.

Un nublado jueves de junio que me recuerda con cada uno de sus minutos que el tiempo no tiene la más remota intención de detenerse, de esperar un poco. Una inmisericorde marcha que va diluyendo el futuro a cuentagotas. Y aún así, que llena de esperanza.

Y supongo que no, no se trata de detener el tiempo, sino de tomarlo por los cuernos.

Atreverse. Dar ese paso extra. Eso que siempre has querido pero que también siempre has tenido el buen tino de impedirte.

Hoy es un buen día para tener alas. Es un buen día para volar.

Y ustedes… ¿con qué sueñan?

01 junio 2009

He aprendido...

Y vaya que sí. Pues estos días han sido de grandes lecciones y una que otra prueba que no hay que mencionar, pero quiero recordar para siempre.

He aprendido... a volver a ser yo.

Que los pasos sin rumbo también llegan a su Destino.

Que hay secretos hermosos escondidos en todas partes.

A ver el poder de mi sonrisa.

La luz de mi mirada.

Que puedo ser una excelente compañía; incluso para mí mismo.

A reencontrarme con la pluma y el papel.

Que mis amigos van conmigo a todos lados.

Que yo también puedo rezar.

Pero que siempre seré SU mano izquierda.

Que la fe no debe morir. Nunca.

Que los pequeños milagros sí ocurren, por improbables que parezcan.

Y que los grandes, suceden poco a poco y cuando menos te los esperas.

Que soy más Fuerte de lo que creía.

Que se vale decir que no. Especialmente si es por amor.

Que los recuerdos de vidas pasadas no se comparan con lo increíble de mi Hoy.

Que, cuando hay guerra, una noche de Paz es un regalo del cielo.

La belleza de lo inevitable.

A extrañar con alegría.

El poder de una flor blanca.

A valorar las preciosas posibilidades de color púrpura.

Que hay que atreverse a vivir sin miedo.

Que a pesar de los malos días, hay bondad en mi pecho.

A ser un buen Guerrero. Pero sin olvidar que es más importante ser un buen hombre.

A amar, por encima de todas las cosas.

Y que, con todo lo que he aprendido... todavía tengo mucho por aprender.

Gracias a todos, por enseñarme tanto.

Gracias.