08 febrero 2012

Una mañana calurosa de 1952


Quisiera dejarte un homenaje de letras como el que me dejaste en los labios.

A tiempos con destiempos.

Hecho con bailes súbitos y señas febriles. Con burlas inocentes de gotas sucias que se meten entre tus párpados.

De ti sin mí y contigo.

Y engarzarle un par de los acentos que le pones a la última vocal de tu risa.

Sin obsesiones ni idealizar, sin regalarte noches de insomnio, sin saber mañana… pero llenándome de sonrisas intermitentes. Reconociendo, recordando y agradeciendo la sorpresa.

Sólo dejando un testimonio escrito para tatuarle a la vida que te conocí.

Y celebrar el encuentro.



1 comentario:

Sancho Panda dijo...

Y así pasa. Hay cosas que no son para ser. Lo mejor es quedarse con los recuerdos bonitos y tirar a la basura lo demás. Bueno, eso y seguir caminando, a veces el camino tiene sorpresas lindas.

Saludos amigo, abrazo de oso Panda