Historia antigua.

Era una noche del año 99, o al menos eso creo; una de esas borracheras instantáneas y muy severas, veníamos del cine, me parece. Yo puse el ron, uno más puso la casa y el último la filosofía sobre la mesa.

Yo estaba dolido de amor, como ya desde entonces era costumbre; lo que combinaba perfecto con la ocasión, porque creo que todos andábamos con ese ánimo melancólicamente divertido que sólo los borrachos bohemios pueden lograr.

Hubieron palabras ácidas, humo, llanto, risas, algo de sangre, problemas con la ley y un coro de los Rolling Stones de lo más surrealista; pero también hubo otra cosa.

Él me quitó de la computadora y abrió una hoja en blanco. "Escribe..." me dijo, y casi en automático acepté la sugerencia.

Surgió un texto dolido y despechado, con una visión muy oscura de mí mismo, pero a la vez con un contenido literario que me gustó mucho cuando lo releí al otro día en mis cinco sentidos. Durante muchísimos años este texto estuvo perdido...

Hasta que lo encontré la semana pasada entre mis cosas viejas.

Creo que mi opinión acerca de esto ha cambiado y ahora que lo veo no está tan bueno, pero me parece una pieza interesante para compartir con ustedes.

Les dejo este vestigio de una noche de copas. Hasta otra y buen fin.

SIN TÍTULO

"Mis sentimientos se desvanecen en la inmensidad de mis intenciones y no soy capaz de comprender en qué momento el veneno de apoderó de mi sangre, sólo fantasmas rodean mi entendimiento y hoy estas cadenas me apartan de la felicidad ficticia...

La soeldad es una droga que me consume de manera metafórica.

Mis pasos son las cenizas de mis pretenciones y hoy estoy convencido de lo irónica que es la situación de mis músculos; tanto por hacer y tan poco espacio para expandirse. Las agujas del recuerdo sobrepasan mi alma y hoy, hoy sólo soy un anteproyecto de mi concepto original... Hoy soy el epílogo de todo aquello en lo que mi fe se basaba.

Hoy... sólo me resta desaparecer."