02 enero 2013

2013

Veamos si esto funciona.

Comienza el año y con él, el inagotable cúmulo de ideas y buenos propósitos. Todo el mundo con una luminosa actitud y un listado de objetivos por cumplir que, normalmente, se quedan en eso; una utópica y bienintencionada lista.

Ya estoy harto de eso.

Y no lo digo sólo por el año nuevo si no por la vida general. Me encuentro francamente asqueado por el kilo y medio de propósitos que se quedan en papel, en alguna idea arrumbada en el cajón o más comúnmente... en una entrada de blog.

Déjenme (si es que alguien anda por ahí) desviarme un poco para contarles una breve anécdota digital.

Hace ya unos cuantos años tuve un breve trolleo en una de mis entradas. El post hablaba de unas ganas renovadas de hacer y retomar y cumplir sueños atorados. El comment del troll impertinente en cuestión era acerca de cómo yo solía hacer ese tipo de textos prometedores y al final nunca hacía nada. En su momento no le presté atención y algunos otros lectores salieron en mi "defensa" revirando los comentarios de este anónimo lector. - Es un pobre escuincle baboso- pensé. Y sí, probablemente lo era, pero después de taaantos años, debo decir algo con toda la humildad de la que soy capaz.

Tenía toda la razón.

Quizá, ése es uno de los fantasmas más dolorosos que constantemente me asedian. Me encuentro con que soy muy bueno para prometerme pero muy, muy malo para cumplirme.

No. Les juro por Cristorreydemonterrey que ésta no es una entrada de azote ni de esas veces en las que me comprometo a que no pasará de nuevo. Tampoco pretendo hacer un (exageradamente) poético texto en el que hablo crípticamente de mis proyectos en puerta. Simplemente estoy reconociendo una constante en mi vida que me pesa más que un Estado de Cuenta a mediados de enero.

Dado lo cual, sólo puedo compartirles la frase que acuñé para el inicio de este nuevecito 2013:

Si quieres que sea un año en el que suceda lo que deseas, haz que sea un año en el que cumplas lo que dices.

No quiero decir más.

Así que me lo escribo a mí, pero se los comparto a ustedes. Hay que dejar de esperar que las cosas sucedan solas o por lo menos, dejémonos de quejar al respecto. Empieza un nuevo ciclo y trae consigo 365 increíbles oportunidades para que hagamos lo que decimos que queremos hacer.

Sin promesas, sin reinicios inspiradores. Eso es lo que pretendo: respaldar mis deseos con acciones.

Espero que así sea. Que tengan un excelente inicio de año.

Cambio y fuera.


2 comentarios:

Capitan Frio dijo...

Deseos y necesidades... Sólo pienso en eso.
Llegado el momento ¿qué es mejor? ¿Cumplir un deseo o satisfacer tus necesidades?
El deseo es, y no, un capricho, una fugaz atracción hacía algo lejano. ¿Avanzas al buscarlo? Puede ser, pero la trampa es, que sin saberlo, puedes retroceder al conseguirlo.
Las necesidades son perennes, están ahí y, aunque las ignores, siempre encuentran la forma de volver a reptar y acechar invisibles.
¡Qué difícil!
¡Que proeza!
Si me necesitas para los malabares... ¡Aquí estoy!

Korkuss dijo...

La necesidad es lo que nos mueve de manera más honesta; el deseo quizá sea más apasionado pero suele estar sustentado en razones más egoístas.

Pero creo que lo que necesitamos tiene más valor a la larga que lo que simplemente deseamos.

Que sea un buen año. Y que lo vivamos más de cerca.