II
UNA MISIÓN POCO CLARA.
- ¡Esa es la idea más idiota que he escuchado!
Los ojos de Atei, se entrecerraron dedicándole una mirada ofendida al arquero, aún no se acostumbraba del todo al ácido humor negro del hombre, sobre todo considerando el poco tiempo que tenían de conocerse, hasta hace menos de una semana eran perfectos desconocidos.
-¿Ah si?- Contestó retador el joven clérigo.
Pech se le encaró con ese aire bravucón que sacaba de cuando en cuando. –Si, ¿y cómo ves?
El resto de su recién formada partida, un par de rangers que respondían al nombre de Tersek y Threk observaban la discusión con preocupado silencio.
-¿Y qué me dices de hace dos días, cuando Tersek quiso contactar telepáticamente a un buey?
Silencio total.
Pech sólo pudo pestañear repetida y rápidamente ante un argumento que en realidad no esperaba oír. El arquero no pudo más que soltar una sonora carcajada.
-¡Ja, ja, ja! De acuerdo ESA es la idea más idiota que he escuchado.
Mágicamente la tensión se desvaneció, parecía ser que en este recién formado grupo la risa podía remediar todos los males, especialmente cuando era a las costillas de alguien más. Atei y Threk se unieron a la risa del guerrero.
-Un comentario de lo más irregular sin duda.- Replicó Tersek con aire aristocrático, pero sólo obtuvo otra risotada como respuesta, siendo sinceros, era extraño ver una conducta tan refinada en un hombre de los bosques.
-Perdón, perdón Tersek, no fue mi intención.- Dijo Atei conteniendo con dificultad la risa. –Sólo estaba tratando de probar el punto.-
El montaraz estaba a punto de replicar de nuevo, pero fue interrumpido por Pech.
-Y yo sólo quería probar que me parece tonto de nuestra parte embarcarnos en una aventura sólo porque un encapuchado mágico salido de la nada nos lo dijo.
Atei no encontró respuesta alguna, qué podía decir, sólo fue capaz de esconder las manos entre su túnica clerical. Pech por su parte estiró desenfadado los brazos y sacó de entre su mochila de viaje su pequeña botella de licor, tras un trago breve añadió.
-Es en serio Atei, míranos, un grupo de desconocidos caminando directito a las puertas de Griffin Fall ¿y todo por qué? Porque un loco con la piel pintada nos mandó a buscar a no sé quién, ¿te imaginas cuando tengamos que explicarle al rey Lore?
-Loren.- Dijo Tersek con propiedad.
-Eso; el caso es que imagínense, tamaño ridículo vamos a hacer cuando nos pregunte por qué hemos venido hasta su presencia ¿no?
Todos guardaron silencio ante el indiscutible razonamiento del arquero. Threk se rascaba inquieto la barba mientras el otro ranger observaba los árboles que enmarcaban el viejo camino al reino, como buscando qué contra argumentarle a su amigo de la infancia.
-Fe.
La palabra escapó de los labios del joven clérigo casi como un susurro, tras un instante todos reaccionaron ante el sonido.
-¿Qué has dicho?
-Fe, he dicho Fe Pech.
-Demonios contigo, a ver ilustrísima, ¿qué tiene que ver la fe en todo esto?
De nuevo los tres pares de ojos se clavaron interrogantes sobre el chico, definitivamente era más atención a la que estaba acostumbrado y no estaba particularmente a gusto con ello, sin embargo no titubeo al responder.
-No sé cómo, ni por qué, pero estoy seguro que tenemos qué hacer esto, al menos YO estoy seguro, es una flama dentro de mí, algo más fuerte que yo; es como si mis pies me arrastraran a encontrarme con mi destino. Y sé que si ustedes no sintieran lo mismo no seguirían aquí, es más, estoy seguro que nos hubiéramos desbandado al cobrar nuestro primer pago.
Las miradas oscilaron lentamente, del clérigo al arquero, del arquero al hombre de las montañas y de éste al guerrero del bosque, nadie dijo nada, pero todos sabían en su interior que Atei tenía razón, todos compartían este sentimiento y en definitiva, todos estaban ansiosos por averiguar qué les deparaba el futuro.
Sin decir nada Pech guardó lentamente su botella, estiró la espalda y con un gesto apacible comenzó a caminar.
-Bueno ¿qué esperan? No tenemos todo el día.
Atei trazó una sonrisa en su rostro, tomó aire acomodando un poco su rubia cabellera y finalmente extendió la mano gentil para ceder el paso a Tersek y Threk.
Al cabo de unos minutos cuatro siluetas caminaban en dirección a las imponentes murallas de Griffin Fall, mientras un sol dócil llenaba la escena de doradas y ocres pinceladas. Sólo unas palabras se escucharon en la lejanía.
-¿A quién nos dijo el encapuchado que teníamos que buscar?
-Korkuss, nos dijo que buscáramos a Korkuss…